Dieciocho.


El pájaro se proclamará libre, al fin, desde aquí. 


Me estoy esforzando por estar bien. 
Desde varias semanas atrás me levantaba, 
desayunaba y volvía a acostarme. Dormía mucho, 
comía mucho y, por consiguiente, me sentía mal 
con mi cuerpo, hinchada y pesada. No tomo café 
desde entonces porque el 28 de febrero me dio ansiedad. 
Pero no tengo motivos. 

Son inseguridades, al fin y al cabo. 
No me gusta mi físico ni mi forma de ser, 
emocionalmente estoy hecha jirones, 
laboralmente estoy a expensas de tiranos y 
en cuanto a mi pasión, la chispa no prende. 

Hoy me estoy esforzando.
Me he levantado a las 9:00, 
he desayunado té y copos de avena 
(el té no me altera tanto como el café) 
y no he regresado a la cama. 
He estado haciendo cosas hasta las 11:00
que he salido a dar un paseo por la ciudad. 
He comido bien, garbanzos y verdura, 
y en un rato saldré para clase. 
Me estoy esforzando para estar bien. 
Pero no tengo motivos. 


Hace hoy dos lunes, 
me crucé con alguien después de seis años. 
Las dos nos paramos. Nos saludamos. 
Empezamos a ponernos al día y 
terminamos tomando unas cervezas; 
nos besamos al final como si nada. 
Era alucinante. El fuego se avivó solo. 
O eso pensaba yo. 
Intenta darme "una de cal y otra de arena". 
Nunca me ha gustado ese mareíllo, 
y ahora que lo veo venir siempre me 
siento en el mismo absurdo dilema: 
¿lo combato entrando en él, 
o me doy media vuelta sin más?
Ha sido un chasco, porque... sentía ganas. 
Hacía muchísimo que eso no me pasaba. 
Y me asusta. 
Como vino, se fue. 
Bueno, sigue ahí. Pero para mí ya no.



..mi rosa negra.

Comentarios